chanceras

Jungla de chanceras

Alguna de ustedes se ha preguntado cómo es que por “arte de magia”, cuando empiezas a salir con algún nuevo “prospecto”, de pronto empiezan a emerger de la nada muchas de las mal (o muy bien) llamadas: ¿chanceras?

No es difícil empezar a creer que tu nuevo amor platónico sea todo un galán de otoño y vaya dejando a su paso miles y miles de conquistas inconclusas o cables pelados, pero a conciencia que en el fondo sabes que muchas de las “amiguitas” son una especie de roncha maligna que no dejan vivir su vida ni al más pintado.

Las chanceras a las que me refiero, no son más que un espécimen que lamentablemente se reproducen y sobreviven con cada nueva relación de pareja que intuyen a su alrededor  y que se alimentan de un simple saludo sin importancia. Eso las hace fuertes, se ponen incisivas y hasta empiezan a imaginar en su cabeza que ya son las nuevas compañeras que tu currucucú llevará al altar.

Lo peor de todo es que les tengo una noticia muy lamentable, son un ¡cero a la izquierda!

Fuentes fidedignas y hasta mi propio consorte, ha hecho gala de lo incómodo que puede resultar tener a una chancera arreguindada de la pata de la oreja cual corroncho de pecera. Y es que, como son una suerte de “peor es nada”, ellos solo las mantienen a la expectativa mientras consiguen una relación seria, luego las descartan como el papel con el que se limpian en el baño. Entiendo que muchas de ustedes dirán que los hombres no son unos corderitos, y ojo, créanme que yo tampoco los defiendo, pero me ha tocado ver y vivir una y otra vez, esos episodios en que el mar está en calma y son esas “otras” mujeres las que buscan la manera de llamar la atención de tu hombre, y si no lo consiguen, la próxima víctima serás tú. Sí, leíste muy bien, tú serás a la que querrán tener como BFF (mejor amiga por siempre) para poder monitorear todo lo que hace su “presa”.

Por eso te doy un consejo a ti que te sientes identificada conmigo, si te consideras una verdadera dama, no caigas en provocaciones de una tonta idiota que nunca figurará decentemente en la vida de tu pareja; y si eres parte de la Jungla de Chanceras, analízate y considera qué es lo que tanto envidias de esa relación… ¿Es al hombre en cuestión o es que eres tan poca cosa que lo único que puedes hacer bien es comportarte como una zorra falta de pipí?

Ahí se los dejo, espero sus comentarios…

2 comentarios en “Jungla de chanceras”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Scroll al inicio