En esta época es bien sabido que los jóvenes son bastante adelantados con respecto a lo que eran nuestros padres a su misma edad, y es que ciertamente el tiempo, aunado al avance de la tecnología, ha hecho que muchas de las cosas que antes eran de difícil acceso estén al alcance de todo y de todos.
Particularmente veo como la juventud se desenvuelve con mayor facilidad ante los retos que día a día se le presentan, pero aunque esto es una realidad, también es cierto que esa exposición ha hecho que muchos púberes ser vean enfrentados a situaciones que no saben manejar. Como profesional del área digital, me es difícil comprender cómo es que a partir de los 8 o 9 años, los padres regalan a sus hijos cuanto artilugio tecnológico esté a su alcance (o no) con tal de ver a su retoño feliz de la vida. Pero, ¿se han detenido a pensar seriamente lo que están logrando con esa actitud? ¿Son sus hijos lo suficientemente responsables como para exponerse a la jungla digital sin supervisión?
No es que esté en contra de que se hagan avances en el hogar respecto a la tecnología, lo que critico seriamente es el hecho de que no se supervise nunca lo que están haciendo nuestros hijos con esos aparatos. Si es que se trata de un videojuego, no se supervisa la cantidad de horas que los niños juegan con ellos y muchas veces tampoco el contenido de los mismos. En caso de que se les proporcione un teléfono inteligente (a veces mejor que el mío), una Tablet o cualquier otro dispositivo con conexión a internet, el resultado sigue siendo el mismo: cero supervisión.
Y es que aquí aplica el viejo dicho de “no quiero que mi hijo tenga las mismas carencias que yo” pero señores, un poquito de conciencia por favor. En estos días me encontraba trabajando y me consigo con un video, bastante explícito, donde 3 “niñitas” de liceo se grababan una a la otra en su salón de clases, fumando droga, levantándose la falda y desabrochándose la camisa enseñando las pequeñitas tetas que apenas tienen. La pregunta es ¿sabe la mamá o el adulto a cargo de esas niñas lo que hacen con el celular? Peor aún es cuando veo que como ese video hay muchos otros donde no solo los chamos se desnudan, sino que se graban unos a otros teniendo relaciones sexuales de lo más contentos en pleno liceo y luego lo suben a internet como si fuera una gracia. De hecho, el nicho es tan grande que aquí en Venezuela existen páginas web dedicadas al porno liceísta donde cobran por esos vídeos “amateur” que alguien subió por echar vaina y que terminan en una red inescrupulosa de comercio sexual infantil. En algunos casos es solo eso, vídeos robados subidos a la web, pero en ocasiones muchos de esos chamos son “trabajadores” activos de esos bandidos y los padres, ignorantes del uso correcto del equipo que le regalaron a sus hijos, ni se dan cuenta.
Por eso es que hay tantos pedófilos y locos sexuales, porque nosotros como adultos, les estamos dando las herramientas sin educación a nuestros niños y se los estamos poniendo en bandeja de plata a estos seres. La verdad es que ya no me sorprende ver cuentas de porno infantil, niñas que se exhiben como mujeres de la mala vida en internet, suicidas, bulímicos, anoréxicos, emos o chamos que se dediquen a acostarse con “Raquel y todo aquel”, lo que sí me llama la atención es que los adultos no hagan ni siquiera el intento por saber qué hacen sus hijos mientras no están o cómo se manejan en el amplio mundo del Internet. No estoy diciendo que te vuelvas un experto en la tecnología ni que seas el mejor Social Media Manager, pero sería bueno que al menos supieras cómo buscar en Google, abrir Facebook o entrar a Twitter. Nunca está de más lo que como adulto puedas aprender al respecto.
Si usted, que me está leyendo tiene hijos y a estas alturas cree que Ana y Mía son los nombres de las mejores amigas de su hija o que la “Ruleta rusa” es un juego de los vaqueros machotes hace un montón de años, lo invito a alejarse un poco de sus ocupaciones e investigue, seguramente se va a sorprender.
¡Brutal y cierto!