¡Ya no soporto a mi ex! Esta es una expresión bastante común en el argot de cualquiera que tenga la edad suficiente como para haber pasado por varias relaciones amorosas.
El problema de esto es que muchas veces, no es más que el simple resultado de un dolor que llevamos por lo que el “susodicho” en cuestión haya hecho para lograr convertirse en un “ex”.
Es cierto que cuando empezamos una relación con alguien no pensamos en el momento en el que vaya a terminarse, pero con toda seguridad puedo decirte que sí podemos identificar cuando se acerca “el principio del fin”.
No quiero en este post satanizar a nadie, pero la verdad es que existen “ex” de “ex”, yo creo que podemos clasificarlos y todo.
Particularmente, me encantan esos con los que terminamos y desaparecen, más nunca molestan y hasta te olvidas de que alguna vez existieron, es como si se los tragara la tierra.
Hay otros con los que dejamos todo “de mutuo acuerdo” y a los que quizás eventualmente te los topas en una reunión de amigos en común y que por ahí de vez en cuando te felicitan en tu cumpleaños (como diría yo, no los jodes ni te joden).
Pero de los que realmente quiero hablar, son de esos ex que parecen no contar con una pizca de raciocinio en su interior.
Eso que, aunque pase el tiempo y sobren las razones que justifican la separación, no entienden NUNCA que ya su tiempo pasó.
Este espécimen tiene una conducta casi obsesivo compulsiva, son esos que lloran, gritan, se aparecen en cuanto sitio estás y hasta quieren hacer siempre su “show”.
Parecen que utilizaran baterías Duracell y con el paso del tiempo se ponen realmente insoportables. ¡Créanme que sé lo que les digo!
Estos “ex” (mujeres u hombres) son de armas tomar, pero la solución en la mayoría de los casos depende de uno mismo.
He visto con mucho pesar a amigas, amigos y hasta familiares que han vivido esta situación y parecen no poder salir de ella, ¿por qué? Simplemente porque no son capaces de darle un para’o a la persona en cuestión.
Si las llaman: contestan, si lloran: les da “cosita” y esas son actitudes que solo alimentan el ego y la vena histriónica del “ex”.
Lo más sencillo es que si no se torna peligroso, tú seas firme en la decisión y sigas adelante sin importarte lo que esa persona esté haciendo para llamar tu atención.
Si en algún punto decidiste dejar esa relación ¡córtala definitivamente! Y si por el contrario te encuentras en una disyuntiva y no sabes que hacer, entonces evalúa lo que más te convenga, pero evita nadar entre dos aguas: no se puede estar bien con Dios y con el diablo.
Además, si ya sabes lo fastidiosa que esa persona puede llegar a ser, ¿en serio lo quieres en tu vida? La verdad es que te compadezco.
Lo mejor es que seas bien consciente del tipo de persona que necesitas o mejor dicho, te gustaría tener al lado; las relaciones se hicieron para disfrutarlas y si solo las tienes que sufrir, mejor olvídalo.
Los ex pueden llegar a ser realmente una pesadilla y cuando se dan cuenta que pueden manipularnos a su antojo, se vuelven lo más ladilla del planeta y hasta pueden desenfocarnos si nos descuidamos. En algunos casos, se vuelven sanguijuelas que solo se alimentan de nuestro desgaste provocado por ellos mismos.
No les des paso a estas situaciones en tu vida ¡sacúdete y empieza de nuevo sin tu ex!
Y ustedes ¿qué tipos de ex han tenido?
Ufff! Qué buen post! jajajajajajaja… yo he tenido de varios tipos de los que mencionas aquí… (tú sabes)… y sin duda que hay unas ladillas que lo que provoca es mandarlos a desaparecer… pero en fin… el mejor castigo para un ex es ignorarlos por completo…